domingo, 27 de octubre de 2013

Una Noche de Insomnio



Sentada en su cama, con los ojos fijos en la ventana, suspiró nuevamente. Corrió las sabanas y se levantó despacio. El primer botón de la camisa vieja que llevaba puesta a modo de pijama se le abrió, dejando ver el comienzo de su pecho. Un sonido de metal golpeando el suelo resonó en el cuarto por un breve instante.
Caminó en silencio por el pasillo. Llegó a la cocina, se sirvió un vaso de agua. Bebió sin emitir sonido.
Fijó la vista en el suelo, sus pies se acariciaban sutilmente el uno con el otro. Distraídamente dejó caer el vaso al piso. La gravedad hizo lo suyo y rompió el silencio de la noche. Sobresaltada, aguardó un instante, escuchando como la quietud regresaba. No tardó en hacerlo. La noche estaba tan oscura y vacía que el sonido de los cristales estrellándose fue absorbido por las tinieblas tan pronto como se desencadenó. Cuidándose de no enterrarse un vidrio en la planta de los pies, arregló el desastre que acababa de hacer.
Como un fantasma recorrió el camino de vuelta a su cama. El continuaba ahí, inmóvil, en su lado preferido del colchón. Se preguntó en qué lugares estaría él ahora, sumido en ese mundo inaccesible para aquellos que aún tienen los ojos abiertos. Se preguntó también si acaso ella se le uniría pronto.
Quería recostarse, pero sabía que no iba a poder dormir. Apretó contra su pecho el relicario de oro en forma de corazón que él le había regalado en su primer aniversario. Las lagrimas brotaron inmediatamente de sus mejillas, como invocadas por aquel simple movimiento.
Se quedó de pie, ahí, junto a la ventana. La luz de luna hacía resplandecer el pequeño objeto de metal que se había caido. Ella sollozaba en silencio mientras lo veía a él y su expresión serena, con sus hermosos ojos celestes cerrados delicadamente y esa extraña mancha roja que inundaba su costado derecho y se extendía…se extendía por toda la sábana.

 


domingo, 20 de octubre de 2013

Absurda Fantasía



Esto es la versión completa de mi última entrada. Espero que la disfruten. 


Absurda Fantasía

Siempre se obsesionaba con pequeñas cosas. Las ideas más diminutas e ínfimas se tornaban castillos  gigantes en su cabeza.  Así, una  cara de pocos amigos se convertía en la enemistad más profunda y una sonrisa en el amor más sincero.
Su mente creó odios eternos, romances duraderos e infinidad de escenarios triunfales y trágicos. Dibujó futuros inciertos y  presentes poco probables. Y de vez en cuando alguna de sus fantasías se hacían realidad y esto la hacía sentir poderosa, como dueña de su propio destino.
Lo que más le gustaba era ilusionarse con imposibles. Elegía los escenarios más absurdos y las condiciones menos probables para sembrar allí todas sus expectativas de felicidad.
Lógicamente, ante tales proyectos, le era muy difícil encontrar la plenitud.
Últimamente una fantasía superior a todas recorría su mente y envolvía sus pensamientos con una facilidad que hacía que todos sus demás sueños de grandeza, fama y aventura se vieran opacados.
Ella quería una historia de amor. Pero no cualquier historia de amor, claro está, ella quería la más apasionada y romántica historia de amor que el mundo haya escuchado. Una que opacase a Romeo y a Julieta, que le diera envidia a Catherine y a Heatcliff. Y que obligase a Ofelia a suicidarse nuevamente.
Se recostó en su cama y comenzó a fabular la trama mientras jugaba con su cabello. Escogería a la persona más distinta a ella que encontrara, más insensible, calculadora, fría e increíblemente hermosa. O no, o escogería al hombre más sensible, dulce, tierno e inocente para hacerlo sufrir. O tal vez preferiría a un intelectual introvertido que escondiera pasiones tan acaloradas como el fuego mismo. Tantas opciones, tantos giros distintos del destino que le esperaban. Sonrió profundamente como si estuviese drogada con estos pensamientos.
Y así se quedó completamente dormida.
Un golpeteo la despertó desde la ventana a la mitad de la noche. Miró el lugar de donde provenía el ruido: nadie estaba ahí. Se dio vuelta en su cama. Nuevamente el golpeteo. Lo ignoró con todas sus fuerzas.
El golpeteo se intensificó. Ella se acurrucó en sus cobijas, un poco asustada. La ventana se abrió, finalmente. Sintió como el viento de julio llenaba su cuarto. Temió.
Una cálida mano se posó sobre su hombro y de repente el miedo se fue. Su corazón comenzó a latir con fuerza porque ya sabía qué era lo que estaba ocurriendo.
Sonrió y se incorporó. Ahí estaba él: más perfecto de lo que alguna vez hubiera podido imaginárselo. La besó en los labios sin decir una sola palabra. Ni en sus fantasías más absurdas había pensado en un encuentro tan ideal.
La miró con sus intensos ojos marrones, y sin decir una palabra, le extendió su mano en un gesto que ella interpretó como “vení conmigo”.
No lo dudó dos veces y siguió a ese misterioso caballero que la guiaba hacia la ventana. Ambos salieron.
¿Saben? La imaginación es algo curioso. Un mecanismo que nos hace pensar las cosas más estúpidas, como que un hombre acaba de entrar por nuestra ventana. Y si la dejamos volar demasiado quizá pueda hacernos olvidar de algunas cosas…como que vivimos en un sexto piso, por ejemplo.   
  

martes, 15 de octubre de 2013

Work In Progress!

Porque escribir cosas y subirlas completas es muy mainstream... Y no quiero estar mucho tiempo sin publicar.


Siempre se obsesionaba con pequeñas cosas. Las ideas más diminutas e ínfimas se tornaban castillos  gigantes en su cabeza.  Así, una  cara de pocos amigos se convertía en la enemistad más profunda y una sonrisa en el amor más sincero.
Su mente creó odios eternos, romances duraderos e infinidad de escenarios triunfales y trágicos. Dibujó futuros inciertos y  presentes poco probables. Y de vez en cuando alguna de sus fantasías se hacían realidad y esto la hacía sentir poderosa, como dueña de su propio destino.
Lo que más le gustaba era ilusionarse con imposibles. Elegía los escenarios más absurdos y las condiciones menos probables para sembrar allí todas sus expectativas de felicidad.
Lógicamente, ante tales proyectos, le era muy difícil encontrar la plenitud.
Últimamente una fantasía superior a todas recorría su mente y envolvía sus pensamientos con una facilidad que hacía que todos sus demás sueños de grandeza, fama y aventura se vieran opacados.
Ella quería una historia de amor. Pero no cualquier historia de amor, claro está, ella quería la más apasionada y romántica historia de amor que el mundo haya escuchado. Una que opacase a Romeo y a Julieta, que le diera envidia a Catherine y a Heatcliff. Y que obligase a Ofelia a suicidarse nuevamente.
Se recostó en su cama y comenzó a fabular la trama mientras jugaba con su cabello. Escogería a la persona más distinta a ella que encontrara, más insensible, calculadora, fría e increíblemente hermosa. O no, o escogería al hombre más sensible, dulce, tierno e inocente para hacerlo sufrir. O tal vez preferiría a un intelectual introvertido que escondiera pasiones tan acaloradas como el fuego mismo. Tantas opciones, tantos giros distintos del destino que le esperaban. Sonrió profundamente como si estuviese drogada con estos pensamientos.